APRENDER A DESAPRENDER.

Lejos del fracaso, preparados para el éxito, somos rápidos, astutos, inteligentes, seguros, buenos, simpáticos, divertidos, hablamos y nos colocamos corporalmente bien... sabemos demasiado, lo hacemos demasiado bien.
Propongo la imbecilidad y el juego como herramientas para la búsqueda individual hacia el descubrimiento del propio clown, un espacio de juego para que cada uno pueda buscar, descubrir y acercarse hacia aquello que ya tiene.


El clown no sabe hacer nada,
y de eso hace un arte.